martes, 24 de marzo de 2009

La crisis y los trabajadores

"Los trabajadores fueron y continúan siendo las víctimas privilegiadas de las políticas neoliberales. La instauración del neoliberalismo se hizo a partir de un inmenso viraje en la correlación de fuerzas entre las clases fundamentales, con un aumento exponencial en la apropiación del excedente, por parte del gran capital a costa de los trabajadores.

Las formas fueron múltiples, a través de la combinación entre la precarización de las relaciones de trabajo, que llevó a que la mayoría de los trabajadores no tenga contrato de trabajo; el desempleo abierto y velado; la extensión de las jornadas de trabajo; la intensificación de las precarias condiciones de trabajo; la fragmentación de la clase trabajadora y las consecuentes dificultades de organización que produce, entre otras.

Como resultado, se debilitó el sindicalismo, así como la identidad del mundo del trabajo, al mismo tiempo que los medios de comunicación contribuían decisivamente invisibilizando los temas del mundo del trabajo. Las teorías del “fin del empleo” en realidad son referidas a los intentos de extinción del empleo formal, porque nunca tantos vivieron de su trabajo como en el mundo actual, pero al hacerlo bajo condiciones heterogéneas, trabajando en varias actividades al mismo tiempo o cambiando de actividades de un mes para otro, terminan dificultando la organización, debilitando la cultura del trabajo y la asunción de la identidad de trabajador, así como de las profesiones, que cambian de un momento para el otro.

Las políticas neoliberales produjeron también un gran proceso de proletarización de amplios sectores de las clases medias, empobrecidas por la pérdida del empleo formal y por la concentración de la renta a partir de las políticas implementadas por los gobiernos. El mundo del trabajo nunca congregó a tanta gente, aunque las condiciones del trabajo concreto nunca fueron tan diversificadas. Lo que no impide que todos sean superexplotados y fuente fundamental de la gigantesca acumulación de capital que producen las grandes fortunas exhibidas obscenamente por los medios.

La crisis hizo que volviera a recaer sobre los trabajadores el peso de la recesión provocada por la especulación financiera, de la que se valen las empresas para, como primera medida, despedir trabajadores. En los años de crecimiento que antecedieron a la crisis, se multiplicaron las ganancias; en el momento de la recesión, las empresas ni siquiera queman una parte de los lucros acumulados, despidiendo inmediatamente a miles de trabajadores, como si el derecho al empleo no fuese un derecho esencial para la inmensa mayoría de la población, que vive de su trabajo."  


Emir Sader

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